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¿Es el juego nuestro principal recurso pedagógico?

28 de Mayo: Día Internacional del Juego


“Todo juego, antes que nada, es una actividad libre. El juego por mandato no es juego”.

Johan Huizinga



El juego es la actividad más valiosa y divertida que podemos realizar en la infancia. En esta acción está la prosperidad de su presente y futuro porque gracias al juego, están comprendidos muchos de los aprendizajes que se impulsan en los diversos procesos neuronales. Dentro de estas destrezas cognitivas podemos encontrar la creatividad, la resolución de problemas, prácticas de convivencia y pensamiento crítico, los cuales, no se reflejan de manera explícita pero que están involucradas cuando se juega y que nosotras/os/es podemos destinar como estrategia y recurso educativo, facilitador y potenciador de habilidades y destrezas para toda la vida, porque es en la primera infancia que, a nivel neurológico, se establecen las bases o estructuras para todo aprendizaje posterior. (Primera infancia: una mirada desde la neuroeducación, p.6).


Pero empecemos por lo básico, ¿qué es el juego?


Según las Bases Curriculares de Educación Parvularia (MINEDUC, 2019), en el principio pedagógico 5:


“El juego es, en la Educación Parvularia, un concepto central. Se refiere tanto a una actividad natural del niño o niña como a una estrategia pedagógica privilegiada. De acuerdo con autores clásicos del desarrollo y el aprendizaje, el juego cumple un rol impulsor del desarrollo de las funciones cognitivas superiores, de la afectividad, de la socialización, de la adaptación creativa a la realidad. El juego es, a la vez, expresión de desarrollo y aprendizaje y condición para ello.” (p.32)


Según Tonucci en su libro La ciudad de los niños, un modo nuevo de pensar la ciudad:

“Jugar significa recortar para sí mismo cada vez un trocito de ese mundo, un trocito que comprenderá a un amigo, a objetos, a reglas, un espacio a ocupar, un tiempo para administrar, riesgos a correr. Es justamente gracias a esta gran complejidad que en los primeros años se realizan los aprendizajes absolutamente más importantes de toda la vida del hombre. Y ningún adulto podrá prever o medir la cantidad de aprendizaje de un niño que juega, pero esa cantidad será siempre superior a lo que nosotros, adultos, podemos imaginar. Ningún adulto podrá programar o acelerar este proceso, a riesgo de impedirlo o de empobrecerlo.” (p.13)


Pero, si como personas que trabajamos con infancias sabemos que el juego es la actividad más importante que realiza el niño, niña o niñe; entonces, ¿Por qué necesitamos tener “un día internacional”? ¿Es que acaso a medida que vamos creciendo nos vamos olvidando de aprender jugando? A mi parecer sí. En mi experiencia como Educadora de Párvulos, el mundo de hoy es un ambiente sobreescolarizado, competitivo, rígido y deseoso de resultados inmediatos. Este sistema no tiene cabida para la paciencia y nos “obliga” a aprender rápido, optimizando cada segundo de nuestras vidas para adquirir conocimientos; olvidando el “cómo aprendemos” y centrándose solo en el “qué aprendimos”, por lo que el juego se vuelve un “estorbo” dentro de nuestro espacio educativo diario, de modo que, con el tiempo queda relegado al “recreo” o “espacios muertos” (momentos de transición). Eso me lleva a preguntar: En la actualidad ¿Cuántos minutos al día como adultos y adultas permitimos que el juego como tal ingrese a nuestros espacios? Y no me refiero a incluirlo para “llenar espacios” entre nuestra planificada estructura del día, sino a jugar, un concepto complicado de definir de una sola manera, tal como lo dicen en el siguiente artículo “La problemática de definir el juego y su papel es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la neurociencia, la biología del comportamiento, la psicología, la educación y las ciencias sociales en general” ( Mieles - Barrera, Cerchiaro - Ceballos, Rosero - Prado,2020,p.249) o el propio concepto que le he asignado luego de leer a diversos investigadores en donde intuyo 3 puntos en común, según mi parecer: 1) libre de tiempos, 2) con sus propias reglas y 3) flexible según va ocurriendo el juego… Tal vez demasiado flexible para unos ojos adultocentristas que no están dispuestos a enriquecerse con la marea del juego y todos los factores que involucra; que no vemos pero que los niños/as/es día a día utilizan a su favor, como la ecuación entre la cantidad de involucrados/as/es, el espacio, los recursos encontrados y otros factores ambientales (día o noche, calor o frío, vestimenta, piso, cualidades físicas de materiales y personas, entre otros).


Según Sarlé (2011), perteneciente a un contexto argentino, el tiempo destinado a jugar no supera el 20% del tiempo instructivo (p.84) ¿Cómo podemos reencontrarnos con él y volver a utilizarlo en los espacios educativos? para responder a esta pregunta debemos responder primero lo siguiente:


¿Por qué existe un Día Internacional del Juego?


En el año 1999, la Asociación Internacional de Ludotecas (ITLA), impulsó la iniciativa y el Día Internacional del Juego es el 28 de mayo en conmemoración a la fecha de constitución. La finalidad de este día es visibilizar el Derecho al Juego que se encuentra en el artículo 31 de la Convención de los Derechos de los Niños y Niñas: “1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes" (p.21). Sin embargo, este no ha sido suficiente para el espacio, relevancia y comprensión de las ludotecas ni del juego como una estrategia fundamental para el aprendizaje (no solo en primera infancia, sino a lo largo de toda la vida). Y es por esto que, campos como la Educación Parvularia deben ser un modelo de fomento, información y garantía de este derecho, de manera permanente y transversal. Este también es un modo de validar nuestra expertiz en una pedagogía centrada en el sujeto como ser multidimensional e integral, al cual se le acompaña en experiencias de goce y sensibilización, buscando que sean significativas para incidir en todas las dimensiones de su desarrollo (emocional, social, motriz, cognitiva y espiritual, simultáneamente).



Como adultas/os/es que trabajamos con infancia debemos saber que hay diferencias entre el juego y una actividad lúdica. "Cualquier actividad de aprendizaje puede y debe ser lúdica, en el sentido de entretenida, motivante, con un enmarcamiento flexible. Por ejemplo, recoger hojas, pintar piedras, danzar al ritmo de una melodía, entre otros. Sin embargo, los juegos a diferencia de las actividades lúdicas como las anteriores, tienen una estructura interna creada espontáneamente por los propios niños y niñas" (BCEP, 2018, p.32). Es importante tener claro estos conceptos para poder emplear el juego y las experiencias de aprendizaje lúdicas a nuestro favor en los contextos educativos, complementarlos a lo largo de la jornada y con una intencionalidad pedagógica clara. Si apreciamos la complejidad de la estrategia en la provocación, asociaremos la simpleza de confiar en que el instinto y curiosidad natural por jugar y descubrir de los niños/as/es nos retribuirá con toda la información que necesitamos para continuar y enriquecer el proceso pedagógico.


Entonces ¿qué podemos hacer para devolver al juego a nuestro contexto y espacio educativo? La pregunta resulta fácil si sólo decimos “jugar”, pero va mucho más allá, el juego está presente en todo momento en niños, niñas y niñes, cuando van al baño en fila van jugando, cuando comen colación están jugando, cuando esperan a la familia juegan, incluso al realizar las experiencias educativas pueden que estén jugando en su mente con el lápiz o la goma como recurso de juego.



Pero ¿se nos permite introducir el juego como un recurso de aprendizaje válido? Y ¿cómo aprovechamos el juego y le damos una intencionalidad pedagógica? Muchas veces nos toca defender el valor educativo del juego, no todas/os/es entienden y saben la importancia de este y lo ven desde la mirada del adulto que piensa que “no están haciendo nada” y es ahí donde debemos defenderlo a como de lugar, El juego y la recreación son esenciales para la vida de los niños y niñas; especialmente promueven el desarrollo de la creatividad, la imaginación y la confianza en sí mismo y en la propia capacidad ( Juego libertad y educación,2014,p.15). El juego debe ser el protagonista y no perderse o estancarse al llegar a los establecimientos educacionales, porque entonces ¿dónde queda la articulación entre establecimientos, directivos, educadoras/es? siento que muchas/os/es profesionales lo introducen de manera camuflada pero no el juego como tal, sino como actividad lúdica centrada en el aprendizaje -esa franja tan delgada entre juego y actividad lúdica que a veces se pierde y que lo mencioné anteriormente- porque como adultas/os/es sentimos la necesidad de dominar el momento, de “mejorarlo” -como si el juego en si no fuera lo suficientemente valioso y lleno de recursos-, lo tratamos de modificar para que aprendan el contenido planificado en vez de observar desde nuestro rol de adulta/o/e descrito en el MBE “observa y respeta las experiencias de aprendizaje autodeterminadas por los niños y las niñas y se incorpora de manera oportuna a la acción de cada uno/a respetando sus ritmos e intereses, por lo que van descubriendo y aprendiendo, interactuando con una actitud receptiva para enriquecer la experiencia que cada uno/a va adquiriendo” (2019,p.48) y que es precisamente lo que tan valiosamente niñas, niños y niñes nos están entregando al jugar y desde ahí poder construir y enriquecerlo de manera conjunta, esa es la manera que podemos involucrarnos en el juego porque “ El juego es sagrado y debe respetarse, pues en el momento mismo en que se ve interrumpido se termina.” (Nuevos ambientes de aprendizaje en educación parvularia, 2017, p.34).


No resulta fácil en algunas ocasiones introducir el juego al 100% en los espacios, pero de manera progresiva y de acuerdo a nuestra realidad tan diversa podemos alternar juego y actividades lúdicas no solo en educación parvularia sino que también en el resto de la educación,“El juego en los jardines de infancia se toma en su justa dimensión, luego al cumplirse ese primer nivel el docente se olvida que el estudiante necesita esa dosis de juego (2002, p.290)” en ocasiones los niños/as/es y adolescentes son reticentes a jugar pero podemos adecuar las actividades lúdicas a sus intereses del momento como son personajes de comics, juegos de roles o cualquier otro recurso en el que nos podamos ayudar, sugiero empezar por encuestas sobre sus intereses y con esto tendremos un inicio para lo demás; también podemos adecuar espacios más extendidos de juego procurando el bienestar integral de todas/os/es los participantes así como también podemos conversar sobre las experiencias y pasar de un juego a una actividad lúdica simplemente dándole una continuidad pedagógica a través de la opinión,el protagonismo, el respeto por las opiniones y preferencias de los demás y la vinculación con otras/os/es.



Finalmente, sin dejar de lado como está ingresando la tecnología a nuestros espacios y luego de haber profundizado sobre los aspectos centrales que se definen dentro del concepto de juego, cabe preguntarse: ¿qué pasa con los juegos de las apps educativas? Diversos autores presentan explicaciones sobre cómo este tipo de propuestas responden o no, a la idea de juego, ya que durante varios años se han invertido millones de dólares en todo el mundo desarrollando apps educativas que prometen un sinfín de beneficios y que se comercializan como un apoyo al aula a través del juego, pero ¿qué tan real es esto? Carolina Stephens Stevens en su libro “secuestrados por las pantallas” nos comenta al respecto “el resultado de estos estudios demostró no solo que los niños no habían aprendido más, sino que además de haber aprendido muy poco, muchos niños mostraban signos de depresión angustia, estrés y pánico (2020,p.15)” esto me lleva a reflexionar sobre el efecto del shot de dopamina y cortisol que entregan las pantallas al ser utilizadas y las posibles consecuencias a corto y largo plazo que observaremos si no comenzamos a educar y regular el uso según edades y capacidades, priorizando el propiciar actividades que de manera natural liberen paulatinamente la dopamina y el neurotransmisor que necesitan.


Les invitamos a leer las próximas publicaciones donde se abordará este tema en mayor profundidad: los juegos de medios digitales y su impacto en el desarrollo de los niños y niñas que los utilizan.


Bibliografía consultada:


https://revistacunzac.com/index.php/revista/article/view/31/91 Neurociencia: el juego como conector del aprendizaje.


El juego como espacio cultural, imaginario y didáctico, Patricia Sarlé.


Juego, pensamiento y lenguaje, Jerome Bruner


PRIMERA INFANCIA: UNA MIRADA DESDE LA NEUROEDUCACIÓN, Anna Lucia Campos


Juego libertad y educación, cuaderno de educación inicial 3, Maria Cristina Ponce.


Secuestrados por las pantallas, una adicción en niños, niñas y adolescentes, Carolina Pérez Stephens.


EL JUEGO EN LA EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA, Irene López Chamorro.


EL JUEGO: UNA ESTRATEGIA IMPORTANTE, CARMEN MINERVA TORRES UNIVERSIDAD DE LOS ANDES - NÚCLEO RAFAEL RANGEL. TRUJILLO.


La ciudad de los niños, un modo nuevo de pensar la ciudad, Francesco Tonucci.


Bases Curriculares de Educación Parvularia.


Marco para la Buena Enseñanza Educación Parvularia.


El juego simbólico Javier Abad, Ángeles Ruiz de Velasco


Consideraciones sobre el sentido del juego en el desarrollo infantil, María Dilia Mieles-Barrera , Elda Cerchiaro-Ceballos , Ana Lucia Rosero-Prado.


Nuevos ambientes de aprendizaje en educación parvularia, diversos autores.


Particularidades de la Educación Parvularia Intendencia de Educación Parvularia, Superintendencia de Educación Parvularia.


El juego como representación del signo en niños y niñas preescolares: un enfoque sociocultural, Sánchez-Domínguez, Juan Pablo; Castillo Ortega, Sara Esther; Hernández López, Betzaida Marimel.


https://parvularia.mineduc.cl/wp-content/uploads/2019/08/2019-08-07-taller-final-1.pdf taller complementario N1 principios pedagógicos de la educación parvularia.



https://revistacunzac.com/index.php/revista/article/view/31/91 Neurociencia: el juego como conector de aprendizaje.


La importancia de la observación en el proceso educativo, Mª Luisa Herrero Nivela.


PSICOLOGÍA del JUEGO, Daniil B. ELKONIN


Buscando el origen de la actividad matemática: estudio exploratorio sobre el juego de construcción infantil, Carlos de Castro Hernández.


Primera infancia: una mirada desde la neuroeducación, Anna Lucía Campos.


Aprendizaje a través del juego,Reforzar el aprendizaje a través del juego en los programas de educación en la primera infancia, UNICEF.


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